
En un contexto de alta presión sanitaria, la bioseguridad se ha consolidado como una herramienta imprescindible para proteger la salud del ganado porcino y la viabilidad económica de las granjas porcinas.

MÁS ALLÁ DE LAS MEDIDAS BÁSICAS: DEL PROTOCOLO A LA PERSONALIZACIÓN
Existen múltiples recomendaciones generales sobre buenas prácticas, pero los enfoques más eficaces tienen un denominador común: la adaptación a la realidad de cada granja y la evaluación constante de los puntos críticos. Algunas medidas clave incluyen el:
- El control del acceso de personas y vehículos
- El aislamiento de animales recién llegados y la limpieza
- La desinfección sistemática de instalaciones y materiales
Aunque estos principios son ampliamente conocidos, no siempre se aplican con la rigurosidad necesaria. La experiencia muestra que no basta con tener protocolos escritos. Es esencial que se lleven a cabo con coherencia, seguimiento y responsabilidad compartida.
A esto se suma la importancia de gestionar el estatus inmunitario de las cerdas y controlar el flujo interno de animales, aspectos esenciales para limitar la circulación viral. |
¿ESTAMOS PREPARADOS PARA UNA CRISIS SANITARIA?
Frente a amenazas como la PPA, la preparación no se basa únicamente en barreras físicas o desinfectantes.
Se requiere coordinación entre los sectores público y privado, mejoras en la trazabilidad, gestión eficiente de residuos y sistemas de diagnóstico precoz. Incluso en países con estructuras sanitarias avanzadas, la propagación de enfermedades puede ocurrir si no se controlan todos los eslabones de la cadena.
Uno de los elementos más críticos es el transporte de animales vivos.
Los vehículos contaminados han jugado un papel fundamental en la diseminación de virus, lo que subraya la necesidad de limpieza exhaustiva, desinfección eficaz y tiempos de descanso adecuados, especialmente en camiones que circulan entre zonas con diferente estatus sanitario.
BIOSEGURIDAD TAMBIÉN EN EL PIENSO
Otra vía potencial de entrada de patógenos es la alimentación.
La transmisión de virus como el PRRS o la PPA a través del pienso no es solo una hipótesis: hay datos que respaldan esta posibilidad, especialmente cuando se dan condiciones ambientales desfavorables o manipulaciones incorrectas.
En este sentido, es esencial implementar tratamientos térmicos, aplicar tecnologías de mitigación química y controlar rigurosamente los proveedores de materias primas. Además, el almacenamiento debe hacerse en condiciones seguras, evitando contaminaciones cruzadas y presencia de plagas.
Incorporar el pienso como un eje activo de la estrategia de bioseguridad supone un cambio de paradigma necesario. |
CONTROL AMBIENTAL: AEROSOLES, SUPERFICIE Y AGUA
La transmisión aérea de patógenos es un riesgo real en las explotaciones modernas, especialmente para virus como el PRRS y bacterias como E. coli.
La implementación de filtros en los sistemas de ventilación, la instalación de cámaras de desinfección para personal y materiales, o el uso de técnicas de nebulización son estrategias cada vez más valoradas para reducir la carga microbiana en el ambiente.
Entre las herramientas desinfectantes disponibles, el ácido hipocloroso ha demostrado eficacia tanto en superficies como en el agua de bebida.
Su uso en fases críticas como el postdestete ha permitido reducir la incidencia de cuadros entéricos, mejorar el estado sanitario de los lechones y optimizar los resultados productivos, al disminuir la presión de infección en momentos de especial vulnerabilidad.
LA CLAVE ESTÁ EN EL CONJUNTO
El desarrollo de la producción porcina moderna depende, en gran medida, de mantener una barrera sanitaria robusta. Las amenazas actuales no permiten relajación, y los agentes patógenos han demostrado una capacidad extraordinaria para adaptarse, persistir y transmitirse incluso en condiciones aparentemente seguras.
Involucra al personal, al entorno, a los proveedores, al alimento y al transporte. No se trata de una lista de tareas, sino de una cultura que debe integrarse en cada decisión operativa. |