Pienso Bioseguridad

Control de Salmonellas en la alimentación

El pienso es un factor importante en la transmisión de algunas enfermedades en las granjas ya que en su composición incorpora materias primas que pueden comportar un riesgo. Es el ejemplo más claro de contaminaciones con clostridios, colis, levaduras y una de las posibles fuentes de entrada de Salmonelosis en las explotaciones.

El control en este caso tiene que tener lugar mayoritariamente en las fábricas de pienso para que se reciban piensos en perfectas condiciones en las granjas. El recorrido realizado en los últimos decenios en este aspecto ha sido muy largo, con una notable mejora en la calidad microbiólogica de los piensos suministrados. Aún así, no se puede nunca relajar la guardia, pues el riesgo siempre está presente.

El momento de la recepción es uno de los puntos clave para poder ejercer una adecuada prevención sanitaria. Se deben realizar sistemáticamente los controles de calidad microbiológica en las materias primas que entran y evaluar los proveedores, descartando los que sistemáticamente incumplen la calidad deseada.

El mantenimiento adecuado de silos de estocaje de materia prima y de molinos, granuladoras, dosificadoras, enfriadores, etc son requisitos necesarios para garantizar la calidad final. El polvo es omnipresente en las fabricas de pienso, por lo que limpiarlo con turbo-soplantes o escoba no es aconsejable, pues en realidad nos dedicamos a mover el polvo de un sitio a otro.  Se debe realizar con aspiradores industriales. El polvo en las fábricas no solo comporta un riesgo real para la fábrica en si y para los operarios que deben respirarlo, sino que son el soporte de muchas bacterias y sobretodo levaduras que pueden contaminar el pienso acabado.

El transporte de pienso es otro momento delicado aunque con menor incidencia directa en las contaminaciones que las fábricas de pienso, pero sin embargo es un importantísimo foco de problemas si no se tienen las precauciones necesarias en la carga y descarga del camión.

Se recomienda que los camiones sean específicos y transporten pienso de una sola especie para evitar contaminaciones. La descarga de pienso debería hacerse siempre desde fuera del perímetro vallado, sin que el camión entrase al interior de la explotación ganadera. Aunque mínimo, el riesgo siempre existe.

Uno de los problemas más generales es el mal estado de los silos, que no cierran bien la tapa o que a menudo el sistema utilizado es ineficaz, provocando la entrada de agua cuando llueve dentro del silo. El pienso que se encuentra en el interior se humedece y aparece el riesgo de contaminación fúngica, con la posible aparición de toxinas en el pienso. No debemos traspasar la responsabilidad del estado del silo al chófer del camión, pues el solo se encarga de transportarlo.

Es preciso estar presente en el momento de la descarga y comprobar:

  • El albarán recibido coincide con el pienso pedido y en este se aprecia claramente el número de lote, fecha fabricación, etc.
  • Identificación clara del silo destino
  • Si tiene que entrar en el interior del perímetro vallado, se debe desinfectar el camión.
  • Evitar la descarga en condiciones atmosféricas adversas, como una tormenta de lluvia.
  • Asegurar que la tapa queda cerrada.
  • Comprobar que el silo ha sido limpiado previamente y a ser posible desinfectado y que se encuentra seco en el interior.

Una vez tenemos el pienso en el silo, el margen de maniobra que tenemos es muy limitado. Los piensos de chapa metálica pueden alcanzar los 80ºC en su interior, temperatura muy elevada que si coincide con la presencia de humedad en su interior se crea un microambiente perfecto para el desarrollo de contaminantes microbiológicos. Este crecimiento de bacterias y hongos irán a parar directamente a los animales cuando se reparta el pienso con el grave riesgo sanitario que conlleva.

Otro factor de riesgo habitual muy frecuente tiene lugar en el momento de la limpieza de los comederos. Cuando un comedero se ha ensuciado generalmente se limpia tirando el pienso al suelo, pienso que si bien acostumbra a no ser ingerido por los animales, si que por contra es ingerido por ratas, ratones, insectos, y si hay presencia de humedad tiene lugar procesos fermentativos y crecimientos de microorganismos.

Nunca el alimento queda sin aprovechar, y por tanto esta practica conlleva la permanencia de vectores en la instalación o de crecimiento de patógenos directamente en el suelo que limita la eficacia de otras medidas de bioseguridad como es el control de roedores.